El otro día me invitaron a un seminario de Convivencia vial, apropósito del Lanzamiento de la campaña Subete a la Cleta que lanzó en Rancagua la Seremia de Transporte y la verdad es que después de escucha a la Conaset y al los chicos de BioEnergia, es que senti que había que hablar de lo que realmente entrega la bicicleta, y es la Felicidad.
Todos los que alguna vez hemos estado metidos en el mundo del deporte sabemos que la actividad física produce endorfinas y dopaminas, que son dos hormonas que producen la sensación de felicidad y además de una renovada energía. Entonces ese pedaleo diario hacia el trabajo y la casa nos permite poder sin duda mejorar el humor y ver de otra manera esas reuniones a primera hora. Pero también nos permite estar más pendientes a distinta acciones.
Nada de lo que dije anteriormente es algo nuevo, pero muchas veces se nos olvida tener a la mano estadísticas, que pueden ser una luz en una habitación oscura.
Dentro de mi intervención, que recorrió desde la aparición de la Bicicleta de seguridad por el 1885 hasta las manifestaciones de protesta en Holanda a finales de los años 70, que permitió que los ciclistas fueran respetados nuevamente entregándole mayores espacios y seguridad a ellos por sobre los automovilistas, señalé dos datos que pueden tener directa relación con mi tesis de que Rancagua podría ser la ciudad más feliz de chile.
Primero es que Holanda tiene una de las mejores infraestrucutras para las ciclos de Europa y quizá del planeta y segundo es que hay más bicicletas que habitantes (Casi un millón más)
Rancagua puede tener la mejor infraestructura vial para el ciclista y quizá la mayor cantidad de km dentro de una comuna y bicicletas… todos tenemos a lo menos una en la casa.
El dato importante y que relevé en la intervención del ya mencionado seminario es que Holanda o Países Bajos, como se llama ahora, tiene a los niños más felices del mundo. Y la verdad es que no se puede demostrar que sea por la bicicleta, pero coincide que dentro de las ciudades que mejor infraestructura tienen para las ciclos, también están dentro de las ciudades con mayores índices de felicidad y sin importar que muchas de ellas tienen temperaturas frías casi todo el año.
Entonces aproveche ese momento para pedirles a todos esos funcionarios públicos que participarían de esta campaña, que me ayudaran a promover el uso de la bicicleta, porque creo que al igual que en una pista de baile cuando esta vacía nadie quiere dar el primer paso, cuando ya son más de unas 5 parejas, en un chasquido la pista se llenó. Eso pasa con la bicicleta en las ciudades, si no las vemos, no serán llamativas para otros potenciales usuarios y sin usuarios de las ciclovías y de las calles no tendremos como llegar a motivar a todos los habitantes de esta ciudad.
Así cuando ya seamos muchos los usuarios, de todas las edades, nuestras relaciones cambiaran porque estaremos produciendo hormonas de felicidad que contagiaran a todos. Solo imagina llegar a tu trabajo un lunes sonriendo…. Raro no? Bueno eso le pasa a un ciclista urbano que día a día se mueve por las calles en bici.
Ser feliz puede estar en una actividad tan noble y útil como ir al trabajo pedaleando y quizás podemos cambiar esta ciudad y su cara y convertirla en el lugar en que todos quieren estar.